sábado, 24 de febrero de 2018

Marx y Menos I



Marx y Menos


Antes del fordismo, en el fordismo y después del fordismo.

- Hola Marx
- Hola Menos ¿qué me cuentas?
- Que dice la de Recursos Humanos que lo tuyo ya está superado
- ¿Y qué es lo mío?
- Lo de la lucha de clases.
- Y lo ya superado qué es ¿la lucha o las clases?
- Creo que las dos cosas. Que las clases se han fragmentado y difuminado y que la lucha más que lucha se ha hecho negociación.
- Cómo les gusta jugar con los conceptos. Eso que dice no deja de ser un sofisma porque al fin y al cabo toda negociación es una lucha pues ¿cómo negociar sin lucha?
- Es que la Jefa dice que la lucha implica el deseo de que el otro desaparezca mientras que en la negociación todos parten de un mutuo necesitarse...
- Ya, ya veo ¿Y quienes serían esos proletarios que ahora en lugar de luchar negocian?
- No sé muy bien, no entiendo muy bien lo que dice sobre esto, pero habla de que ahora la negociación es una cosa personal y positiva desde el punto de vista humano porque permite que cada trabajador negocia lo suyo libremente.
- ¿Libremente?
- Eso dice la jefa de Recursos Humanos, y dice también que los trabajadores lo prefieren así porque se sienten responsables de lo que se decida, sienten que son dueños o dueñas de sus vidas.
- ¿Responsables y dueños?
-Sí, responsables, más responsables en todo caso que con los sindicatos de antes y la negociación colectiva. Que ahora hasta los trabajadores sin cualificar pueden empoderarse de su fuerza trabajo y habilidades.
- ¿Qué es eso de empoderarse?
- Sacar fuerza de uno mismo para tener poder.
- Ya, como el Barón de Munchausen: tirándose de las propias orejas para salir del agujero.
- Y que dice que además los sindicatos hoy apenas hacen nada y que los partidos ya no representan a nadie y que ahora lo que hay son multitudes fragmentadas, construidas por la suma de muchos unos y unas repartidos en distintas identidades: mujeres, hombres, homosexuales, precarios, inmigrantes, parados, viudas, jubilados. Que aquello del sujeto revolucionario ya pasó a la historia.
- Pero los homosexuales o los inmigrantes o las mujeres tienen que seguir negociando en sus lugares de trabajo, es decir, negociando cómo trabajadores o trabajadoras.
- Pero es que también dicen que tú eres muy antiguo y que piensas en los trabajadores de la antiguas fábricas. Que ahora la cosa ya no es igual, que la mayoría de los puestos de trabajo se reparten en empresas pequeñas, que los trabajadores ya apenas coinciden en un mismo lugar de trabajo, que muchos incluso trabajan aislados en sus propios domicilios. Que esa era con las formas de trabajo de antes, tayloriano o fordista, pero que ahora estamos en el postfordismo y tú no te enteras, que la fragmentación de los lugares de trabajo hace imposible o casi imposible hablar del proletariado como sujeto revolucionario. Que el proletariado hoy está muy dividido.
- Pues claro que está dividido: como lo ha estado siempre. Precisamente por eso lo que nosotros, desde la propia Liga Comunista, propusimos y planteamos fue la necesidad de unirse: Proletarios de todo el Mundo Uníos. Porque siempre hemos tenido claro que la debilidad clave del movimiento obrero es la división entre los propios trabajadores. Estar unidos poco tiene nada que ver con que muchos trabajen en una misma empresa. Sin duda eso ayudaba a hacer más fácil la comunicación en aquellos tiempos sin teléfono o redes sociales pero estar unidos no significa estar juntos físicamente sino políticamente acordes y eso no es una cuestión de distancias físicas o geográficas sino de unirse alrededor de un proyecto de lucha común.
- Sí Marx, tienes razón, pero no deja de ser verdad que hoy los trabajadores estamos muy dispersos, muy distantes.
- Esa no es la cuestión principal. No es un problema de distancias sino de organización. Ya pueden estar muchos trabajadores en un mismo lugar que si no hay organización política no hay nada de nada. Es la organización la que une. Esa es su tarea. Son los revolucionarios, organizados, los que crean el contacto y la unidad. Si ahora hay más dispersión física laboral que en el pasado pues será necesario llevar a cabo una tarea más dura y esforzada. Es curioso que sea hoy, cuando las distancias se han hecho mucho más cortas que nunca, cuando se le eche tanta culpa y causa a las distancias. Encima es a mí al que llaman mecanicista. Si creamos la Asociación Internacional de Trabajadores fue precisamente para romper fronteras y distancias. La Jefa de Recursos Humanos y sus altavoces intelectuales lo que quieren es justamente dividirnos entre los que pensamos que la revolución es posible y los que piensan que la revolución es imposible o casi imposible. Deslocalizarnos ideológicamente: hacernos creer que la revolución está lejos de nosotros cuando en realidad somos nosotros los que estamos lejos de la revolución.
Publicado en Mundo Obrero, Enero 2018

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