Marx
y Menos
Antes
del fordismo, en el fordismo y después del fordismo.
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Hola Marx
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Hola Menos ¿qué me cuentas?
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Que dice la de Recursos Humanos que lo tuyo ya está superado
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¿Y qué es lo mío?
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Lo de la lucha de clases.
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Y lo ya superado qué es ¿la lucha o las clases?
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Creo que las dos cosas. Que las clases se han fragmentado y
difuminado y que la lucha más que lucha se ha hecho negociación.
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Cómo les gusta jugar con los conceptos. Eso que dice no deja de ser
un sofisma porque al fin y al cabo toda negociación es una lucha
pues ¿cómo negociar sin lucha?
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Es que la Jefa dice que la lucha implica el deseo de que el otro
desaparezca mientras que en la negociación todos parten de un mutuo
necesitarse...
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Ya, ya veo ¿Y quienes serían esos proletarios que ahora en lugar de
luchar negocian?
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No sé muy bien, no entiendo muy bien lo que dice sobre esto, pero
habla de que ahora la negociación es una cosa personal y positiva
desde el punto de vista humano porque permite que cada trabajador
negocia lo suyo libremente.
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¿Libremente?
-
Eso dice la jefa de Recursos Humanos, y dice también que los
trabajadores lo prefieren así porque se sienten responsables de lo
que se decida, sienten que son dueños o dueñas de sus vidas.
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¿Responsables y dueños?
-Sí,
responsables, más responsables en todo caso que con los sindicatos
de antes y la negociación colectiva. Que ahora hasta los
trabajadores sin cualificar pueden empoderarse de su fuerza trabajo y
habilidades.
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¿Qué es eso de empoderarse?
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Sacar fuerza de uno mismo para tener poder.
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Ya, como el Barón de Munchausen: tirándose de las propias orejas
para salir del agujero.
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Y que dice que además los sindicatos hoy apenas hacen nada y que los
partidos ya no representan a nadie y que ahora lo que hay son
multitudes fragmentadas, construidas por la suma de muchos unos y
unas repartidos en distintas identidades: mujeres, hombres,
homosexuales, precarios, inmigrantes, parados, viudas, jubilados. Que
aquello del sujeto revolucionario ya pasó a la historia.
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Pero los homosexuales o los inmigrantes o las mujeres tienen que
seguir negociando en sus lugares de trabajo, es decir, negociando
cómo trabajadores o trabajadoras.
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Pero es que también dicen que tú eres muy antiguo y que piensas en
los trabajadores de la antiguas fábricas. Que ahora la cosa ya no es
igual, que la mayoría de los puestos de trabajo se reparten en
empresas pequeñas, que los trabajadores ya apenas coinciden en un
mismo lugar de trabajo, que muchos incluso trabajan aislados en sus
propios domicilios. Que esa era con las formas de trabajo de antes,
tayloriano o fordista, pero que ahora estamos en el postfordismo y tú
no te enteras, que la fragmentación de los lugares de trabajo hace
imposible o casi imposible hablar del proletariado como sujeto
revolucionario. Que el proletariado hoy está muy dividido.
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Pues claro que está dividido: como lo ha estado siempre.
Precisamente por eso lo que nosotros, desde la propia Liga Comunista,
propusimos y planteamos fue la necesidad de unirse: Proletarios de
todo el Mundo Uníos. Porque siempre hemos tenido claro que la
debilidad clave del movimiento obrero es la división entre los
propios trabajadores. Estar unidos poco tiene nada que ver con que
muchos trabajen en una misma empresa. Sin duda eso ayudaba a hacer
más fácil la comunicación en aquellos tiempos sin teléfono o
redes sociales pero estar unidos no significa estar juntos
físicamente sino políticamente acordes y eso no es una cuestión de
distancias físicas o geográficas sino de unirse alrededor de un
proyecto de lucha común.
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Sí Marx, tienes razón, pero no deja de ser verdad que hoy los
trabajadores estamos muy dispersos, muy distantes.
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Esa no es la cuestión principal. No es un problema de distancias
sino de organización. Ya pueden estar muchos trabajadores en un
mismo lugar que si no hay organización política no hay nada de
nada. Es la organización la que une. Esa es su tarea. Son los
revolucionarios, organizados, los que crean el contacto y la unidad.
Si ahora hay más dispersión física laboral que en el pasado pues
será necesario llevar a cabo una tarea más dura y esforzada. Es
curioso que sea hoy, cuando las distancias se han hecho mucho más
cortas que nunca, cuando se le eche tanta culpa y causa a las
distancias. Encima es a mí al que llaman mecanicista. Si creamos la
Asociación Internacional de Trabajadores fue precisamente para
romper fronteras y distancias. La Jefa de Recursos Humanos y sus
altavoces intelectuales lo que quieren es justamente dividirnos entre
los que pensamos que la revolución es posible y los que piensan que
la revolución es imposible o casi imposible. Deslocalizarnos
ideológicamente: hacernos creer que la revolución está lejos de
nosotros cuando en realidad somos nosotros los que estamos lejos de
la revolución.
Publicado
en Mundo Obrero, Enero 2018
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