jueves, 7 de mayo de 2015

RÉGIMEN 2015


RÉGIMEN 2015.
                            Constantino Bértolo.


esta navegación profunda,/ esta hora exacta. Houston, tenemos un poema. David Eloy Rodríguez

Digamos que con las elecciones andaluzas se daba la salida a un posible Régimen 2015 que, según fueran teniendo lugar las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo y la generales al final del otoño, iría asentando más y con mayor transparencia sus señas de identidad .
Si bien con mucha menor contundencia de lo que voces más o menos autorizadas venían pronosticando, en cualquier caso parece razonable, a la vista de los resultados en las urnas, entender que el llamado Régimen del 78, la Transición en suma, ha perdido parte de sus fuerzas aunque no se pueda certificar su agonía en razón al regional respiro vía votos a un PSOE que sin embargo no ha dejado de perder cerca de ciento veinte mil votantes. Quizá sea oportuno por tanto, antes de asomarnos a los futuros, echar una nueva mirada a aquel Régimen del 78 que por mor y acierto de la estrategia mediática y política de formaciones como Podemos –y con menor relieve Ciudadanos- se había convertido en el chivo expiatorio de casi todos aquellos males – precarización, recortes, paro, corruptelas y corrupciones, desahucios y bajadas de salarios-, que desde la llegada de la crisis y a modo de plaga bíblica, hemos venido sufriendo.

Hijos de perdedores/ con la derrota en las venas./ Soldados sin gloria/ en territorio enemigo. D. E. R.

El concepto de “Régimen del 78” supone el entendimiento de que es por ese tiempo cuando, tras la muerte del general que le da nombre, al régimen dictatorial franquista le sucede un régimen que se va a calificar de seudodemocrático en cuanto que habría estado detentado por unas élites o “castas” políticas encuadradas en el bipartidismo de PP y PSOE. Aun sin oponerme a este entendimiento, opino sin embargo que lo que tiene realmente lugar en el 78 es la resolución final de la guerra civil pues es en esas fechas cuando, en el marco del proceso constituyente que abre la Ley de Reforma Política propiciada por el primer gobierno Suárez, los derrotados del 39 aceptan y asumen definitivamente la derrota: a nivel político, acatamiento de la monarquía; a nivel simbólico, acatamiento de la bandera franquista; a nivel socioeconómico, los pactos de la Moncloa; a nivel cultural, firma del nuevo Concordato ,y más tarde, y a nivel militar, la entrada en la OTAN. La llamada Transición vendría a ser por tanto algo así como el período de reacomodo de los derrotados en el interior de un campo de concentración capitalista al que se le otorgan, bajo la supervisión de los nuevos socios europeos, algo de confort y bienestar, así como una reglamentación de corte democrático en cuya gestión los derrotados colaboran incluso con entusiasmo en algún caso (PSOE) y con cierto recelo y decepción en otros (PCE). La Transición como continuación de la derrota por otros medios.

CUANDO NACIMOS/ ya habían traducido el mundo/ en un lenguaje equivocado. D. E. R.

Ocurre sin embargo que hay que reconocer que al menos desde el estallido de la crisis y el surgimiento del 15M, puede constatarse el inicio de un proceso social emergente que denuncia el mal funcionamiento de un campo carcelario donde falla la intendencia, el abastecimiento, se recortan las condiciones de vida de presos y buena parte de funcionarios y profesionales, se dispara la corrupción y el pillaje y donde las generaciones más jóvenes, -que no se sienten partícipes de una cultura política fundamentada en las consecuencias de una guerra civil de la que ya no se sienten ni se quieren herederos ni de la que asumen sus categorías políticas (ni de izquierdas ni de derechas) ni, menos aún, su lenguaje (lucha de clases, plusvalías, sujeto revolucionario)-, se niegan a aceptar que las cosas no tengan remedio. Generaciones que reaccionan frente a la crisis porque se sienten “desalojados” de la historia; desalojados, expulsados, y por eso “acampan”, toman plazas o reclaman nuevos estilos de ciudadanía y luego se organizan para acabar con la impotencia sumando ilusiones y transversalidades. Ilusiones y transversalidades que claramente Izquierda Unida no ha podido, sabido o querido convocar.

buscaríamos un faro/ en la tormenta,/haríamos un fuego,/construiríamos la luz. D. E. R.

Y en medio de este cambio de escenario, y sin restar atención a lo que, duramente, las urnas nos dicen y han dicho a Izquierda Unida, aquí seguimos estando los comunistas y las comunistas: señalando que la batalla entre el Capital y el Trabajo continúa y continúa crudamente, sabiendo que cada día la batalla mediática bombardea nuestras trincheras y que para poner en marcha ofensivas que vayan más allá de las bienintencionadas reformas del sistema se necesita construir hegemonía, construir fuerza, construir común, construir nuevas formas de unidad popular desde donde regimentar los impulsos y batallas que rompan las alambradas que nos oprimen. Escucharemos a las urnas pero que nadie piense que ellas tienen la última palabra sobre nuestro empeño. Sabemos que nuestra tarea reside en mover voluntades hacia el logro de una mayoría social que no solo cuestione la gestión del reparto de plusvalías sino su propiedad. Solo entonces el “acuerdo de clase” que encarna el bipartidismo se vería realmente amenazado y solo entonces podría considerarse que los derrotados, los parias de la Tierra, entran de nuevo en el campo de batalla y las esperanzas de transformación pueden convertirse en realidades. Solo entonces “el Régimen del 78” habrá entrado en agonía y el Régimen 2015 podrá ser punto de salida. Agrupémonos todos, todos los comunistas y todas las comunistas, en esta lucha inicial.

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