viernes, 23 de octubre de 2015

Entrar a Sacco y Vanzetti en la literaura


ANTE LA SILLA ELÉCTRICA. La verdadera historia de Sacco y Vanzetti. John Dos Passos. Errata naturae. Madrid 2011.

This isn’t a poem/ This is two men in grey prison clothes. J. Dos Passos
Los libros no caen del cielo. Alguien los escribe, alguien los traduce, a veces alguien los publica y a veces, normalmente menos de las que autores y editores desearían, alguien los compra y lee. Es decir, que en un libro que llega a nuestras manos están inscritos muchos “actos de voluntad” anteriores y ajenos a ese personal e intransferible que nos lleva a adquirirlo. Y todas esas decisiones, la nuestra incluida, construyen una “estructura previa” – pretextual si se quiere pero no extraliteraria- que forma parte tanto de lo que ese libro nos dice como de lo que ese libro quiere de nosotros.
La edición en 1927 de este libro, traducido ahora por primera vez al castellano, estaba encaminada a un objetivo muy concreto: evitar la ejecución de Sacco y Vanzetti, los dos anarquistas italianos acusados de asesinar en 1921 a un pagador y su escolta durante el asalto a mano armado a una fábrica textil de los alrededores de Boston. Se trataba por tanto de esa literatura coyuntural, de ocasión, de urgencia, que Edmund Wilson, por ejemplo y de manera condescendiente, califica de escritura “de corto alcance”. Un texto con contenido y estructura formal determinados por la finalidad propuesta: exhortar a los lectores, mostrando la parcialidad, fallos y errores judiciales, a reclamar la revisión de la sentencia que los condenaba a la silla eléctrica: “Hablen con sus amigos, escriban a sus representantes en el Congreso, a las autoridades políticas de su distrito, a los periódicos… Si mueren, con ellos morirá la poca fe que muchos millones de hombres conservan en las posibilidades de que se haga justicia en este país. Exijan la verdad sobre Sacco y Vanzetti…. Salven a Sacco y Vanzetti.”
Literatura militante, de combate, testimonial, de intervención, explícitamente política y, en ocasiones, revolucionaria. Una concepción de la literatura que, desde las décadas finales del siglo XIX y acompañando a la emergencia de los movimientos de emancipación social de corte anarquista o socialista, se ofrece como espacio estético enfrentado a las ideologías literarias todavía hoy dominantes que encuentran en las propuestas de raíz kantiana su sustento: "Lo bello es el objeto de un placer desinteresado". Una literatura fuertemente implicada en el desvelamiento de las conductas y comportamientos sociales, hoy menospreciada con paternal suficiencia por los fundamentalistas de una “artisticidad” que siguen viendo en el realismo socialista soviético su vade retro satanás y en la literatura comprometida de Sartre su anatema más aireado, pero que en tiempos traspasados por el horror cruento de la primera guerra mundial y la tensión social que el triunfo de la revolución bolchevique acarreó, encontraría tanto en USA como en Europa favorables condiciones para su cultivo y recepción. Estamos por tanto ante un texto que responde a una necesidad fuertemente sentida en su momento y que se inscribe en una línea literaria que navega por las fronteras entre la crónica y la ficción, que tiene su hito referencial en el Yo acuso de Zola, retoma las ópticas de Vallés o Dickens, y que, en el propio terreno de la novela norteamericana, dará lugar a obras tan representativas como Un financiero de Theodore H. Dreiser, Babbitt de Sinclair Lewis, La jungla de Upton Sinclair o Manhathan Transfer, la obra cuya aparición había dotado al joven Dos Passos de ese capital simbólico que pone en juego –compromete- al aceptar el encargo de escritura que el Comité pro Sacco y Vanzetti, le propone. Ante la silla eléctrica es un texto más justiciero que político donde Dos Passos, simpatizante del comunismo por entonces, no defiende ninguna causa partidista concreta aunque reclame en nombre de la justicia el funcionamiento honesto y transparente de un sistema judicial contaminado por los prejuicios de clase y la xenofobia contra la población emigrante. Un libro - This isn’t a poem/ This is two men in grey prison clothes- que es justa respuesta literaria a las circunstancias concretas del allí y el entonces que le dan origen. Pero hoy, a casi noventa años de la ejecución de Sacco y Vanzetti, en tiempos en que Google nos oferta una plétora de información sobre el caso y sus repercusiones, cuando cualquiera tiene acceso al film que en 1971 dirigió Giuliano Montaldo con pegadiza balada de Joan Baez como banda sonora, ¿qué quiere, aquí y ahora, este libro de nosotros?
Sin duda desde el mecanicista pensamiento periodístico, valga la contradicción, alguien tratará de encontrar la correspondiente etiqueta noticiable y en aras de la actualidad de indignados, crisis, y causas judiciales con escándalo, podrá escribir un reportaje sobre el “simpático” retorno de la “ingenua” literatura idealista (“y sus evidentes límites”) asociando su publicación con la poco usual aparición en nuestro escaparate literario de algunas novelas con perfil político y con la también reciente edición de títulos como Bombas fuera. Historia de un bombardeo de John Steinbeck (Edit Capitán Swing), ¡No pasarán! Un relato del sitio de Madrid (Edit Navona), o Una tragedia americana de T. H Dreiser (Punto de lectura). Cabe entender incluso que el fantasma de la posible reaparición de esta literatura que no respeta los límites marcados por el reservado el derecho de admisión kantiano, sea una ocasión oportuna para que una nueva generación de críticos y reseñistas ensayen la pertinencia de una relectura generacional más “tolerantemente postmoderna” en lo que afecte a temas o anécdotas argumentales al tiempo que legitiman su limpieza de sangre estética insistiendo en el dogma de la artisticidad como obligación para que lo político resulte aceptable.
Difícil encontrar respuestas a la pregunta planteada en tiempos en que toda respuesta parece haberse hecho sospechosa. Pero quizá el camino que el libro con mayor acierto parece señalarnos sea el de que los lectores abandonemos nuestra domesticada actitud pasiva, dejemos de preguntarnos por el qué quiere de nosotros este o cualquier libro y empecemos a preguntarnos qué queremos nosotros de la literatura.
Constantino Bértolo.Ladinamo 2011.


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