Congresémonos
todos (I)
Constituye
para nosotros un deber contribuir en la medida de nuestras fuerzas a
la justa apreciación teórica de las formas nuevas de lucha que la
vida hace aparecer. Lenin
A veces un momento
de duda, de retroceso, de paso atrás, de desconcierto, puede ser
ocasión para preparar los futuros pasos adelante, despejar dudas y
concertar horizontes. Nuestro partido, el partido de los comunistas y
las comunistas, el PCE, llevaba ya varios calendarios, avatares y
coyunturas reclamando un tiempo y lugar para la reflexión, el
recuento y el rearme. Que ahora se nos convoque hacia ese XX
Congreso resulta no solo insoslayable, oportuno y conveniente sino
algo absolutamente necesario y urgente. El Congreso como ese espacio
de encuentro y reencuentro donde la ideología cuaja en teoría y la
teoría se hace estrategia y voluntad de hacer historia, lucha.
El partido como
manera de expresarse y producirse. El partido como entidad propia.
y
que luego creció, se puso rojo/ y luchó con sus células, sus nos,
sus todavías, sus hambres, sus pedazos. Cesar
Vallejo,
Históricamente los
congresos de los partidos comunistas han venido cumpliendo la
imprescindible función de plantear objetivos y estrategias en
función de las condiciones de realidad en la que la lucha por la
emancipación tiene lugar. No faltan tampoco y por desgracia en
nuestra historia ni congresos de vanagloria y alabanza (la mayoría)
con los consiguientes halagos e inciensos, ni congresos de
autocastigo y penitencia (los menos) con los correspondientes
anatemas, desgarros, condenas o escisiones. Y no pensemos que para
esquivar tales peligros solo se necesita buena voluntad o buenas
intenciones porque, aunque ambas actitudes serían de desear, más
allá de las querencias lo que se requiere para que un congreso se
resuelva en ocasión lograda es una fuerte y bien meditada
organización con transparencia máxima en los procedimientos de
convocatoria, representación, deliberación y toma de decisiones.
No
podéis comprar la Revolución. No podéis hacer la Revolución. Solo
podéis ser la Revolución. Enrique
Falcón.
Organización,
organización y organización para desvanecer a prioris,
prejuicios, argumentos ab homine, citas de “autoridad”,
descalificaciones y preconclusiones. Organización, organización y
organización para hacernos debate y polémica, discusión y
argumentos, dialéctica e imaginación, pensamiento colectivo y
decisión. Para hacernos empuje y combate. Organización,
organización y organización para ser ágora pública y abierta y no
capillitas secretas, juego de pasillos, reparto de sillas,
conspiración nominativa, factoría de listos, de listas y listillos.
Un
ejército guerrillero tiene en cada combatiente un centro de
comunicaciones. T. E. Lawrence.
Un Congreso es una
mirada hacia adentro, un debate interno sobre “el estado de
revolución” que es el parámetro real desde el que un partido
comunista debe evaluarse para chequear su salud revolucionaria. Pero
es también ocasión inmejorable para proyectarse hacia el entorno,
hacia el escenario social en la que se integra su tarea. Sabemos que
ni nuestra imagen ni nuestra voz ni nuestras palabras gozan de buena
recepción en el espacio mediático. Nuestras armas para luchar en
ese campo, fundamental hoy para el combate de ideas, son escasas. De
ahí la necesidad de conferir al Congreso la capacidad de impacto
conveniente para hacernos visibles como acontecimiento, como acción
social comunicativa, como narración verosimil y deseable. Y ahí sin
duda Mundo Obrero tiene la oportunidad de configurarse como arma
cargada de futuro.
A
veces un procedimiento vale más que mil imágenes. J.
L. Godard.
El Comité Central
del Partido Comunista de Madrid ha tomado de cara al Congreso una
iniciativa que resulta sumamente interesante comentar y compartir. En
lugar de elaborar el típico, tradicional y denso documento en el que
la dirección correspondiente emite su postura sobre los temas que en
congreso deben entrar en discusión y sobre los que la militancia
puede manifestarse, la dirección del PCM, abandona esta práctica
que inevitablemente jerarquiza las posibilidades del debate para
proponer, como primer paso hacia la discusión, toda una amplia y
abierta batería de preguntas sobre cada una de las principales
cuestiones que preocupan en el Partido y están llamadas a centrar
mayoritariamente las deliberaciones del Congreso: IU y las
estrategias de convergencia, el euro y la integración en Europa, la
política sindical, aclarando por demás que desde la militancia se
puede y debe incorporar aquellas otras materias de discusión que se
consideren convenientes. Por cuanto muestra de modo ejemplar la
asunción por parte del PCM de la necesidad de ese “saber lo que no
se sabe” que debería ser seña de identidad de toda organización
que diga asentarse sobre el materialismo dialéctico que Marx, Lenin,
entre otros, desarrollaron, creo absolutamente necesario subrayar el
importante alcance y dimensión que la elección de tal procedimiento
refleja.
Nadie
te va a abrir la puerta. Sigue golpeando. Blanca
Varela.
Lo llamativo y lo
más relevante es que con esta actitud asistimos a un cambio
sustancial en la comprensión de la función que deben llevar a cabo
los órganos de dirección de un partido comunista del siglo XXI
porque se deja clara la renuncia al “direccionar” a la militancia
en favor del “orientar”, replegando el dictar para obligarse al
escuchar, absteniéndose del imponer para aspirar al encauzar. Este
transformación en el entendimiento de las tareas de dirección
resulta una significativa y radical aportación que da aviso de los
nuevos caminos por los que deben discurrir los vínculos entre las
diferentes instancias y posiciones en el interior de un partido
comunista consciente de que las relaciones entre clase y conciencia
de clase se producen hoy en un contexto cultural diferente al que el
partido de Lenin se encontró en su quehacer. Una aportación que
puede afectar de modo muy favorable al desarrollo de ese Congreso
que seguirá ocupando nuestra atención y esfuerzo.
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