sábado, 26 de marzo de 2016

Congresémonos todos (yII)


Congresémonos todos (y II)



Ahora solo/nos queda/comprobar/hasta qué punto/fuimos sinceros/con nosotros/mismos. K. Iribarren

El Comité Federal del Partido Comunista de España, nuestro partido, ha emitido de cara al XX Congreso, además de la información correspondiente a normas y reglamento, un documento para el debate donde se ofrecen, repartidas en siete bloques, veintidós Tesis que dan cuenta del “estado de revolución” en que hoy nos encontramos y proponen las líneas de actuación necesarias para alcanzar los objetivos de ruptura democrática y social necesarios para lograr la emancipación definitiva de la clase de los trabajadores y trabajadoras. Aun cuando la elaboración de su propuesta se hace desde el propio ámbito y competencias de la dirección, sin previa atención directa a través de las correspondientes Federaciones a la opinión de la militancia, es de agradecer que en su redacción se haya huido del género mamotreto para procurarnos un documento ágil, sintético y fácilmente abordable, tanto por su extensión como por su lenguaje, lo que sin duda va a permitir la elaboración de enmiendas concretas que sirvan para dinamizar adecuadamente los debates en este XX Congreso convocado por una dirección que acepta de partida la responsabilidad de señalar que la situación actual viene determinada por el hecho de que “La crisis económica de 2008 marca un antes y un después en la historia política de España”.

Ofreciéndome caminos/ Hacia ciudades nuevas/ Aún no nacidas. Antonio Ferres.

De modo coherente, en la tesis 18 dentro del bloque que aborda el tema de la construcción de un bloque político y social de carácter alternativo, el documento del Federal se plantea y plantea qué significado, sentido y función tiene hoy un partido marxista revolucionario y de clase para desde ahí establecer “La política de alianzas desde una perspectiva de clase”. Creo que debemos entender que, en estos tiempos donde el marketing mediático inclina a muchas formaciones a esconder, disfrazar o adulterar sus objetivos y metas, la presencia del calificativo revolucionario en nuestra definición como partido no proviene de una decisión de inercia o poco meditada. Si a esta constatación añadimos la declaración de intenciones que encierra el párrafo con que se cierra la Tesis 12: Los ejes centrales de la Ruptura Democrática: “Todo este proceso debe culminar en la impugnación de la economía de mercado como elemento rector de la sociedad y de la democracia representativa como único marco de toma de decisiones.”, resulta evidente que podemos afirmar que estamos ante una propuesta de partido que, reconociendo la necesidad de adaptarse a las nuevas condiciones de intervención y lucha, acepta que sus objetivos se enmarcan en ese proyecto histórico que sin miedo al término seguimos llamando la Revolución.

Pero todos los días/ yo me miro a mí mismo/ y voy sabiendo poco a poco/ cómo es el rostro de mi amo.
A Gamoneda.

Un Congreso es oportunidad para mirarse en el espejo, para reconocerse y rearmarse, desalojar rémoras, sumar intendencias y lenguajes, perfilar estrategias, hacer recuento y aclarar tácticas. Para construirse como relato. Pero un Congreso no es un mero momento teórico. Para un partido comunista sus congresos no pueden ser ni simple relato autista ni un paréntesis para la reflexión porque en el entorno de la lucha de clases, en medio del conflicto, un congreso es y debe ser aquello que Celaya proclamaba como destino de la poesía: “un arma cargada de futuro”. Como partido marxista hay que asumir que nuestro proyecto de transformación de la sociedad encontrará inevitable las correspondientes resistencias de aquellas fuerzas que con violencia se negarán a ser desposeídas de sus armas y privilegios y ese hecho debe formar parte de nuestra identidad como partido. Por decirlo de otra forma: ser comunistas es saber que el enemigo de clase nos acecha y acompaña, es saber que las batallas no empiezan de cero y que por tanto es imprescindible analizar siempre el estado de la cuestión, es decir, la situación en el campo de batalla.

para seguir siendo a pesar del terrible agotamiento de Sísifo/ y la laringitis extrema de Casandra/
militantes. J. Riechman.

Y en el campo de batalla se han venido produciendo desde el Gran Deshielo del 89 muchas alteraciones. Por decirlo en términos gramscianos: el capital adelantándose a las fuerzas del Trabajo, ha cambiado su táctica y ha pasado de aquella de guerra de posiciones que venía caracterizando la lucha de clases a lo largo de la guerra fría, hacia una guerra de maniobras que ha encontrado en la crisis de 2008 la oportunidad para poner en marcha un ofensiva de enorme calado. Lo sorprendente es que los partidos comunistas que venían comandando los Estados Mayores de las fuerzas del Trabajo han permanecido durante demasiado tiempo anclados en aquella vieja guerra de posiciones, de trincheras, de nulo o escaso movimiento, sin asumir que la aparición de los nuevos frentes de conflicto y confrontación que el avance de la ofensiva capitalista estaba produciendo, estaba siendo aviso claro de la necesidad de salir de las trincheras para empezar a movernos por un frente de confrontación disperso y segmentado, dinámico y horizontal, donde proliferan espacios de resistencia desconectados, autónomos y espontáneistas en su organización, impredecibles en su desarrollo: movimientos sociales feministas, republicanos, pacifistas, de solidaridad social, vecinales o ciudadanos, Las Mareas, Las Marchas de la Dignidad, el Movimiento antidesahucios, las asambleas del 15M, huelgas como la de Coca-Cola o Movistar, o enfrentamientos violentos aunque puntuales como Gamonal en Burgos o Can Vies en Barcelona. Frentes de resistencia que movilizaron a millones de personas y que nos permiten y obligan a pensar cómo intervenir en ellos sin alterar su autonomía pero tratando de orientar sus actividades hacia la construcción de ese bloque social y democrático que venimos proponiendo.

Crear un frente de frentes buscando coordinar la libertad de acción de cada frente. General Giap


La gran ofensiva que el Capital ha puesto en marcha como salida y aprovechamiento de la crisis quizá requiera una respuesta semejante a la que tuvo lugar en España a causa de aquella invasión de la corte y los ejércitos napoleónicos: la guerra de guerrillas, la construcción de un bloque plural de combate que asuma y sume las luchas que surgen en todo los sectores y espacios sociales contra las políticas de regresión social que hoy propugna el Capital y sus aliados. Necesitamos otra estrategia para estos momentos en los que el capital ha puesto en movimiento todos sus recursos económicos, institucionales, militares, culturales, coercitivos o de persuasión y consenso. Necesitamos ese bloque de unidad popular, ir hacia ese frente de frentes del que habla Giap, necesitamos participar en la construcción de una organización que sea lugar de encuentro y coordinación, que oriente y ayude al mantenimiento de esos frentes, a la ampliación de los campos de resistencia y batalla, a la intensificación de la lucha en los lugares de trabajo, a la puesta en acción de culturas que desarmen sus fraudulentas legitimidades y destruyan la vías de abastecimiento de sus propagandas e ideologías. Necesitamos un PCE fuerte pero fluido, sólido pero no rígido, ágil para actuar en un entorno abierto, disperso y fragmentado a través de organizaciones múltiples, deliberativas, dinámicas y responsables. Y el XX Congreso debe ser nuestra mejor ocasión.

Publicado en Mundo Obrero Marzo 2016

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