Congresémonos
todos (y II)
Ahora
solo/nos
queda/comprobar/hasta qué punto/fuimos
sinceros/con nosotros/mismos.
K.
Iribarren
El
Comité Federal del Partido Comunista de España, nuestro partido, ha
emitido de cara al XX Congreso, además de la información
correspondiente a normas y reglamento, un documento para el debate
donde se ofrecen, repartidas en siete bloques, veintidós Tesis que
dan cuenta del “estado de revolución” en que hoy nos
encontramos y proponen las líneas de actuación necesarias para
alcanzar los objetivos de ruptura democrática y social necesarios
para lograr la emancipación definitiva de la clase de los
trabajadores y trabajadoras. Aun cuando la elaboración de su
propuesta se hace desde el propio ámbito y competencias de la
dirección, sin previa atención directa a través de las
correspondientes Federaciones a la opinión de la militancia, es de
agradecer que en su redacción se haya huido del género mamotreto
para procurarnos un documento ágil, sintético y fácilmente
abordable, tanto por su extensión como por su lenguaje, lo que sin
duda va a permitir la elaboración de enmiendas concretas que sirvan
para dinamizar adecuadamente los debates en este XX Congreso
convocado por una dirección que acepta de partida la responsabilidad
de señalar que la situación actual viene determinada por el hecho
de que “La crisis económica de 2008 marca un antes y un después
en la historia política de España”.
Ofreciéndome
caminos/ Hacia ciudades nuevas/ Aún no nacidas. Antonio
Ferres.
De
modo coherente, en la tesis 18 dentro del bloque que aborda el tema
de la construcción de un bloque político y social de carácter
alternativo, el documento del Federal se plantea y plantea qué
significado, sentido y función tiene hoy un partido marxista
revolucionario y de clase para desde ahí establecer “La
política de alianzas desde una perspectiva de clase”. Creo que
debemos entender que, en estos tiempos donde el marketing mediático
inclina a muchas formaciones a esconder, disfrazar o adulterar sus
objetivos y metas, la presencia del calificativo revolucionario en
nuestra definición como partido no proviene de una decisión de
inercia o poco meditada. Si a esta constatación añadimos la
declaración de intenciones que encierra el párrafo con que se
cierra la Tesis 12: Los ejes centrales de la Ruptura Democrática:
“Todo este proceso debe culminar en la impugnación de la economía
de mercado como elemento rector de la sociedad y de la democracia
representativa como único marco de toma de decisiones.”, resulta
evidente que podemos afirmar que estamos ante una propuesta de
partido que, reconociendo la necesidad de adaptarse a las nuevas
condiciones de intervención y lucha, acepta que sus objetivos se
enmarcan en ese proyecto histórico que sin miedo al término
seguimos llamando la Revolución.
Pero
todos los días/ yo
me miro a mí mismo/ y voy sabiendo poco a poco/ cómo
es el rostro de mi amo.
A
Gamoneda.
Un
Congreso es oportunidad para mirarse en el espejo, para reconocerse y
rearmarse, desalojar rémoras, sumar intendencias y lenguajes,
perfilar estrategias, hacer recuento y aclarar tácticas. Para
construirse como relato. Pero un Congreso no es un mero momento
teórico. Para un partido comunista sus congresos no pueden ser ni
simple relato autista ni un paréntesis para la reflexión porque en
el entorno de la lucha de clases, en medio del conflicto, un congreso
es y debe ser aquello que Celaya proclamaba como destino de la
poesía: “un arma cargada de futuro”. Como partido marxista hay
que asumir que nuestro proyecto de transformación de la sociedad
encontrará inevitable las correspondientes resistencias de aquellas
fuerzas que con violencia se negarán a ser desposeídas de sus armas
y privilegios y ese hecho debe formar parte de nuestra identidad como
partido. Por decirlo de otra forma: ser comunistas es saber que el
enemigo de clase nos acecha y acompaña, es saber que las batallas no
empiezan de cero y que por tanto es imprescindible analizar siempre
el estado de la cuestión, es decir, la situación en el campo de
batalla.
para
seguir siendo a pesar del terrible agotamiento de Sísifo/ y
la laringitis extrema de Casandra/
militantes.
J.
Riechman.
Y
en el campo de batalla se han venido produciendo desde el Gran
Deshielo del 89 muchas alteraciones. Por decirlo en términos
gramscianos: el capital adelantándose a las fuerzas del Trabajo,
ha cambiado su táctica y ha pasado de aquella de guerra de
posiciones que venía caracterizando la lucha de clases a lo largo de
la guerra fría, hacia una guerra de maniobras que ha encontrado en
la crisis de 2008 la oportunidad para poner en marcha un ofensiva de
enorme calado. Lo sorprendente es que los partidos comunistas que
venían comandando los Estados Mayores de las fuerzas del Trabajo han
permanecido durante demasiado tiempo anclados en aquella vieja guerra
de posiciones, de trincheras, de nulo o escaso movimiento, sin asumir
que la aparición de los nuevos frentes de conflicto y confrontación
que el avance de la ofensiva capitalista estaba produciendo, estaba
siendo aviso claro de la necesidad de salir de las trincheras para
empezar a movernos por un frente de confrontación disperso y
segmentado, dinámico y horizontal, donde proliferan espacios de
resistencia desconectados, autónomos y espontáneistas en su
organización, impredecibles en su desarrollo: movimientos sociales
feministas, republicanos, pacifistas, de solidaridad social,
vecinales o ciudadanos, Las Mareas, Las Marchas de la Dignidad, el
Movimiento antidesahucios, las asambleas del 15M, huelgas como la de
Coca-Cola o Movistar, o enfrentamientos violentos aunque puntuales
como Gamonal en Burgos o Can Vies en Barcelona. Frentes de
resistencia que movilizaron a millones de personas y que nos permiten
y obligan a pensar cómo intervenir en ellos sin alterar su autonomía
pero tratando de orientar sus actividades hacia la construcción de
ese bloque social y democrático que venimos proponiendo.
Crear
un
frente de frentes buscando
coordinar la libertad de acción de cada frente.
General
Giap
La
gran ofensiva que el Capital ha puesto en marcha como salida y
aprovechamiento de la crisis quizá
requiera una respuesta semejante a
la que tuvo lugar en España a causa de aquella
invasión de la corte y los ejércitos napoleónicos: la guerra de
guerrillas, la construcción de un bloque plural de combate que asuma
y sume las luchas que surgen en todo los sectores y espacios sociales
contra
las
políticas de
regresión social que hoy propugna el Capital y sus aliados.
Necesitamos otra estrategia para
estos momentos en los que el capital ha puesto en movimiento todos
sus recursos económicos, institucionales, militares, culturales,
coercitivos o de persuasión y consenso. Necesitamos ese bloque de
unidad popular, ir hacia ese frente de frentes del que habla Giap,
necesitamos participar en la construcción
de una organización que sea lugar de encuentro y coordinación, que
oriente y ayude al mantenimiento de esos frentes, a la ampliación de
los campos de resistencia y batalla, a la intensificación de la
lucha en los lugares de trabajo, a la puesta en acción de culturas
que desarmen sus fraudulentas
legitimidades y destruyan la
vías de abastecimiento de sus
propagandas
e ideologías.
Necesitamos un PCE fuerte pero fluido, sólido
pero no rígido, ágil para
actuar en un entorno abierto, disperso y fragmentado a través de
organizaciones múltiples, deliberativas, dinámicas y responsables.
Y el XX Congreso debe ser
nuestra mejor ocasión.
Publicado en Mundo Obrero Marzo 2016
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