domingo, 1 de abril de 2018

El luminoso regalo. Una novela de Manuel Vilas


Presentación y preguntas sobre El luminoso regalo. Manuel Vilas. Alfaguara, 2013.

Hablar de está novela de Manuel Vilas resulta complicado. Vilas es de los pocos poetas españoles actuales que en sus poemas no parece pedir perdón por escribir poesía y por eso escribe una poesía de voz alta muy alejada del tono bajo e íntimo de esa otra poesía hoy mayoritaria que más que lectores parece estar buscando cómplices. El luminoso regalo es una novela de alto interés y francamente esto es lo primero que hay que agradecerle a Vilas: que en lugar de escribir una novela bonita haya escrito una novela interesante, es decir, adecuada para aclarar o resolver algunos de los dilemas ya teóricos o ya prácticos que la vida nos pone por delante, el misterio por ejemplo del por qué los explotados aguantan que los exploten. Tres son los núcleos de interés que la novela de Vilas aborda:
1-Las relaciones entre el yo capitalista y los afectos.
2-Las relaciones entre la literatura y la libertad de expresión.
3-Las relaciones entre la novela y la culpa en la narrativa de la postmodernidad.

1- El yo.

Entiendo que en la Poética capitalista la creación, exaltación y expansión del yo es elemento fundamental en cuanto el capitalismo requiere de la existencia de los “yos” para poder funcionar. Sin la previa asunción del “yo soy el que soy” que la burguesía arrebata a la mitología judeocristiana, el intercambio capitalista - “yo soy libre para vender, yo soy libre para comprar”- sería imposible. Y el humanismo, que es la base cultural sobre la que se va a asentar la cultura y la libertad capitalista, no hizo sino legitimar esa visión global en el que humanidad se contempla como una abigarrada y revuelta suma de yos solitarios. El mantenimiento y revalorización continua de ese yo sería por tanto el destino inevitable de un existir que tendría por consiguiente su enemiga o amenaza en todo aquello que pudiese suponer la mengua o acabamiento de ese yo solitario y por tanto depredador. El problema, el conflicto narrativo en ese registro, vendría dado por la paradójica necesidad que todo yo tiene de “los otros” tanto para reproducirse como poder construirse como identidad. Durante siglos este conflicto encontró una vía de salida en aquellos espacios en los que la lógica capitalista – soy lo que compro soy lo que vendo- estaba vedada, es decir en espacios e instancias como la familia, la amistad, la solidaridad, la filia, los afectos. Instancias regidas por la economía del don, del trueque, del regalo, de lo sin precio y no por la economía mercantil en la que el precio es la única y verdadera semántica.
Bueno pues al respecto entiendo que en El luminoso regalo entran en juego toda esta problemática y todos estos ingredientes junto con otros muy semejantes como el amor y por tanto el desamor, la codicia física o sentimental, la usura emocional, el dolo, el daño y el dolor, la finitud, la posteridad y la reproducción. En realidad, y a pesar de su posible apariencia de novela rupturista, la novela se configura, al menos desde el punto de vista de la temporalidad, como una novela bastante convencional en tanto que más allá de fechas y años la historia tiene su bisagra temporal en la ruptura del matrimonio entre Victor Dilan y Elena. Me atrevería a decir que es una novela sobre el capitalismo y el matrimonio en tanto que el matrimonio aparece como un espacio en el que el yo necesariamente ha de renunciar en parte a ese yo sacralizado del yo soy el que soy. Sobre el matrimonio, sobre la familia, sobre la reproducción. De ahí que no sea nada extraño la aparición final a modo de correlato coral las voces relevantes de la hija o el nieto.
Novela sobre el matrimonio, la procreación y la familia y sobre esa confusa familia de palabras que giran alrededor del escurridizo término que es el amor: deseo, pasión,sexo, orgasmo, maldad, daño. En ese sentido la novela aparece como una tragedia semántica en la que las palabras, en tiempos en los que el yo es la mercancía más deseada y consumida, no acaban de encontrar ni su sitio ni su significado. Recordemos la frase de Saussure: lo importante no es encontrar la verdad sino saber situarla. Victor Dilan, el protagonista, parece empeñado o subsumido por aquello de que la verdad entre las piernas la encontrarás.

2. La censura.

Creo que desde la publicación de España Vilas viene proponiendo un entendimiento muy personal y libre de la novela. Libre por híbrida o mestiza, en la que confluyen dos tradiciones novelescas distintas que si bien el castellano no diferencia semánticamente otras literatura, como la francesa, designan ya como roman ya como romance. Romance en tanto historia fingida pero que no finge ser verdadera y roman en cuanto historia fingida que finge ser verdadera, es decir, con dos tratamientos de la verosimilitud muy diferentes. Creo que en las novelas de Vilas esas dos tradiciones convergen del mismo modo que en su escritura convergen lo popular, lo pop, Dylan con la alta cultura de la Celestina o Cumbres Borrascosas. Eso le da a su escritura un aire de libertad, de desparpajo que cuadra muy bien con la estética del dislate o el disloque que caracteriza a mi entender ese modo de narrar “en la punto del exceso y de lo excesivo”. Estéticamente anticlásico y poéticamente no realista sino expresionista. En El luminoso regalo ese desapego hacia lo estéticamente establecido se deja ver tanto en su rechazo de lo bonito o cursi – algo difícil de lograr cuando se abordan temas como el amor o la ternura – como en la utilización masiva de un recurso anatemizado por las academias literarias: la repetición y su más allá, todavía más maldito: la reiteración. Utilizada hasta el exceso aunque de manera congruente en una historia que tiene como uno de sus ejes uno de esos excesos o excedentes que la civilización humanista no ha logrado domeñar: el sexo. Desde un punto de vista tradicional esta novela no está bien escrita porque carece de sentido de la medida. Paradójicamente esa es una de sus virtudes: gracias a estar “mal escrita” puede comentar lo que la “literatura bien escrita” no puede contar: lo excesivo, lo que no tiene sitio ni lugar, lo que si no fuera por la novela nunca llegaría a tener existencia. Y esa ruptura que alguien llamaría formal pero que no deja de ser una ruptura ideológica, un forzamiento del concepto de lo verosímil, despierta un interés que no es que vaya más allá de lo literario sino que lleva a lo literario más allá de ese corsé que llamamos literatura. Se agradece.

3. La culpa.

En mi opinión el género novela es una institución de carácter jurídico. Me atrevería incluso a afirmar que toda novela es la representación narrativa de un juicio, es decir una instancia, en la que se expone, argumenta y enjuicia sobre una conducta o un comportamiento a fin de que pueda ser dictada, de modo implícito o explícito, una sentencia. En la novela prototípica se reproducirían todos y cada uno de los elementos y momentos judiciales: el acusado o acusados, el ministerio fiscal, el abogado defensor, el juez, la acusación o pliego de cargos, la defensa o pliego de descargos, declaraciones de los testigos y peritos, análisis de las pruebas, conclusiones y sentencia. Aquellos novelones en tres tomos de finales del XVIII y principios de XIX trataban de reproducir este prototipo, pero lo normal es que las novelas se estructuren y edifiquen a partir de seleccionar algunos de esos elementos o ejes. Y así, atendiendo al punto de vista elegido, habría novelas construidas en tanto declaración de un testigo – ese narrador de Madame Bovary que se nos presenta como compañero de cole del Charles Bovary- o como declaración de un acusado- el Lazarillo sin ir más lejos- o como declaración del acusado- el Pascual Duarte- o como crónica pretendidamente objetiva de un periodista presente en la sala- Crónica de una muerte anunciada – o incluso como memoria póstuma de un juez: Las memorias de Blas Cubas, de Machado de Assis, por ejemplo. E indudablemente la tipología y tono de las novelas será diferente si el tipo de juicio que se representa corresponde a un juicio con juez único o con jurado popular, o simplemente se trata de un juicio informal y extrainstitucional. Pero a pesar de todas la variables y por tanto variedades posibles creo que esa estructura “en juicio” puede ser válida para tratar de entender “de qué va una novela”, cuestión esta que creo debe ser lo que un comentario crítico aborde y resuelva en lo posible.
Bueno pues es el caso que este El luminoso regalo recoge en buen proporción el testimonio de un acusado de conducta impropia, obscenidad e incumplimiento de sus deberes como ciudadano, de un acusado empeñado en sentirse culpable pero que no lo consigue – y esa es su verdadera tragedia- porque para que haya culpabilidad sería necesario la aceptación de algún valor socialmente compartido que fuera más allá del precio en tanto único valor de uso y de intercambio.
Aprovecho entonces el momento para pasar al diálogo: Mi pregunta al respecto sería: ¿es posible sentirse culpable hoy? ¿La culpabilidad no es un sentimiento tardomodernos, que la postmodernidad ha hecho desaparecer?

Sigo con algunas preguntas., empezando por los paratextos como las críticas que se publicitan y la foto:
Las críticas: ¿de verdad no te preocupa que los críticos más señeros y aplicados de la nación te pongan tan bien? ¿Te has preguntado qué es lo que les dan tus novelas para que les gusten tanto? Ahora en serio: ¿Crees que un escritor puede sobrevivir a los elogios?
La foto. La verdad es que te veo como cara de estreñido, cara de a punto de responder a algo que te tiene harto. Enfadado, “echado palante”, un tanto retador.
Creo que la foto que el autor o autora elige para aparecer en el libro refleja y delata con bastante precisión la relación de los escritores con esas presencias reales que diría Steiner : la posteridad y la eternidad, que al menos implícitamente en mi opinión actúan sobre la escritura. ¿Por qué no le sonríes a la posteridad? Bueno y en definitiva ¿ te sientes parte de esa larga tradición histórica que llamamos Literatura?
Corre el rumor por ahí de que plagias mucho, de que te plagias a ti mismo, que te repites. ¿Es verdad eso de que los escritores en realidad no dejan de escribir siempre el mismo libro?
Después de tantos años leyendo novelas sobre las almas de la burguesía agradece uno poder leer una novela sobre los cuerpos de la burguesía. Las novelas sobre las almas han construida un entendimiento- el llamado humanismo- de la literatura como una gran biblioteca burguesa de autoayuda. La primera curiosidad que me surge es si esta novela de los cuerpos también se configura como una variable más de esa autoayuda. Desde esa curiosidad se puede leer la novela de Vilas, desde esa duda dialogar con ella: ¿Estás de acuerdo en que esta es una novela de cuerpo más que de almas? Realismo de almas decía Pidal que era lo propio de la novela española.
¿Habría una tradición de literatura de cuerpos?: quizá la Celestina que no por casualidad actúa como una referencia explícita en tu novela? ¿alguna otra obra?
Tiene algo de novela distópica, de esas que nos cuentan lo que va a suceder después de la inevitable catástrofe que terminará con nuestra civilización. Pero es una distopía singular porque en ella la catástrofe consiste en que no se produce ninguna catástrofe y por tanto en el 2082 todavía la sociedad vive bajo el régimen del matrimonio, la familia y el amor ¿ De verdad crees que al finales del siglo XXI esa invención nefasta de los poetas provenzales va a seguir siendo algo necesario e inevitable?
¿ La pornografía es un campo semántico, un territorio semántico que en tu opinión funciona más como metáfora o como metonimia de la realidad?
Esta es una novela de 384 centímetros de grosor. ¿El tamaño de la novela sí importa?
Alguien ha escrito estos días a propósito de los escraches que son un mecanismo contra la individualidad. Es decir, son un mecanismo contra la desesperación. En tu novela se viene a decir lo mismo del sexo, pero lo dice alguien que aun desesperado escribe. ¿La literatura es también una forma de desesperación o es una forma de esperación, de esperar desesperadamente algo de los demás, como ser leído, entendido, admirado, detestado?
Detalle “realista”: Una camarera es rumana pero se llama Camelia y dice “ha sido muy bonito verlos a ustedes, son muy lindos”
¿El amor es un acto de desposesión o de codicia, es decir, de renuncia al yo o de extrema reafirmación?
El personaje de Victor pregunta a las mujeres ¿Cómo podéis soportar que no os vean los hombres? ¿es una pregunta machista? ¿es una novela solo heterosexual – la hija parece reprocharle esto? ¿una novela sobre el machismo como paraíso perdido?
Se dice en algún momento que “las mentiras son las palabras de los pobres? Me gusta la idea pero ¿cuáles serían entonces las novelas de los pobres? ¿ Las policíacas, las de Corín Tellado? ¿”Amar ficciones sería el destino colectivo” de los pobres?
:Sexo, desesperación y dinero. Se lee: “ Existía un cierto nivel de ingresos, lo suficiente para no desesperarse sino todo lo contrario”. ¿Por qué crees que en las novelas españolas se hable poco del dinero?
En algún momento la novela se pone en plan metaliteraria. ¿no crees que la metaliteratura es un síntoma de inteligencia cursi, de decrepitud narrativa?
¿ El oscuro sueño del machismo es el suicidio de las amantes despechadas?
En la página 323 aparece el término bondad pero apenas se vuelve a ella. ¿Por qué crees que hay tan pocas novelas sobre la bondad ?

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