MARX
Y MENOS
La desunión que nos
atraviesa.
La
liberación es una meta
hacia la que caminamos todos"
El
lenguaje de las mujeres
-
Hola Marx, veo que estás haciendo la maleta ¿es que te vas?
-
Pues sí, debe ser que me ha entrado también a mi el afán por
conocer los otros mundos que están en este. Llevaba aquí un año y
conocer esta realidad ha sido todo un placer, vital intelectualmente
hablando.
-
Hombre, eso del placer intelectual me gusta porque normalmente solo
se habla de placeres sensuales.
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Es que se nos olvida que la inteligencia, el uso de la inteligencia,
es también un placer y un placer apasionante. El conocimiento como
pasión. Aprender como forma de la libertad.
-
Y de todo lo que has vivido y conocido, aquí entre nosotros, durante
este año ¿qué es lo que has aprendido?
-
A escuchar. A escuchar sobre todo a las mujeres que es algo que a los
hombres nos cuesta hacer. Escucharlas es algo que ellas nos han
obligado a hacer. Ser escuchadas es sin duda una etapa fundamental en
ese movimiento de emancipación que ellas han puesto en marcha.
-
Te van a acabar acusando de transversalista, de abandonar la lucha
entre el capital y el trabajo como el motor de la historia.
-
Quien lo haga se equivocaría. No deberíamos olvidar que esa voz que
no escuchábamos en toda su dimensión, era ciertamente acallada por
el patriarcado pero también por el capital, que sin embargo en su
propio desarrollo necesitó incorporarlas como fuerza de trabajo de
manera directa y ya no solo como industria auxiliar y subalterna para
la reproducción y subsistencia de la clases trabajadoras.
-
Perdona Marx, a ver si te entiendo: ¿Quieres decir entonces que es
el capitalismo quien ha contribuido de manera decisiva a la
liberación de las mujeres?
-
Lo que quiero decir es que del mismo modo que el capitalismo en su
marcha creó las condiciones necesarias para que las revoluciones de
la burguesía pudieran tener lugar, ahora el capitalismo, que
continúa “desatando” las fuerzas productivas que le resulten
convenientes, habría facilitado la aparición de las condiciones
necesarias, aunque no suficientes, para que las mujeres en tanto
sujeto propio se puedan librar de un patriarcado que, al fin y al
cabo, no dejaba de ser el propietario en usufructo de la mujer como
medio de producción de nuevas fuerzas de trabajo en el interior de
esa pequeña fábrica que hemos venido llamando familia. Para que
finalmente esa liberación se produzca deben ser ellas las que se
movilicen, organicen y permanezcan en combate contra el patriarcado y
sus aliados. Un hecho que puede parecer menor como que el apellido
paterno ya no sea obligatoriamente el primero, es para mí un golpe
más que simbólico contra esa propiedad patriarcal de la familia.
-
¿Adiós pues al proletariado como sujeto histórico de la
revolución?
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Todo lo contrario. El desarrollo de las fuerzas productivas ha
permitido a las mujeres ser “escuchadas” por la historia. El
horizonte que hoy las convoca y organiza con más fuerza es ese deseo
de liberarse del patriarcado, pero ese mismo movimiento las conduce
hacia el espacio común del proletariado. Su proceso de liberación
del patriarcado, que es un proceso autónomo con respecto al proceso
de liberación del proletariado, las encamina inevitablemente hacia
una futura confluencia e integración. Pero cada cosa tiene su
momento y su dinámica y hoy ese horizonte de liberación que las
convoca tiene un empuje que el proletariado como conjunto debe saber
agregar y sumar. En realidad lo que el movimiento feminista está
produciendo es una especie de revolución cultural en el interior del
proletariado, en el proceso de toma de conciencia, un proceso que no
altera y ablanda el conflicto entre capital y trabajo sino que lo
amplía, intensifica y refuerza. Y algo semejante sucede con el
ecologismo: el planeta Tierra como la gran explotada, como
trabajadora por cuenta ajena. Porque sigo pensando que la
emancipación final de todas y todos los explotados requiere poner
fin a la propiedad privada sobre los medios de producción, es decir,
sobre las bases materiales de la vida.
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Pero ¿no piensas que el auge de esa liberación retrasa, perturba,
escinde, fragmenta y atomiza al sujeto revolucionario?
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No, evidentemente las formas de producción del capitalismo de hoy
escinden, fragmentan y atomizan a la clase trabajadora. Pero si
deslocaliza, fragmenta y escinde no es porque quiera,
conspirativamente, escindir, fragmentar o atomizar a la clase obrera.
Eso es algo que se produce y desprende de la búsqueda de la máxima
rentabilidad actuando en el espacio de una economía global e
imperialista. Lo que sí quiere, y para ese querer sí utiliza todos
sus medios y recursos materiales o simbólicos, es que los
trabajadores permanezcan “ideológica y políticamente”
escindidos, fragmentados, atomizados, “políticamente
deslocalizados”. Es contra esa desunión con que nos atraviesan que
debemos trabajar las organizaciones revolucionarias. La revolución
está ahí pero las puertas no se abren solas: hay que derribarlas.
Proletarias y proletarios del mundo ¡Uníos!
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Vale Marx, vale, qué pena que te vayas. Por cierto ¿a donde te
vas?
-
A China, a ver si entiendo bien qué es lo que allí está pasando.
Publicado en Mundo Obrero Diciembre 2018
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