Pasar el testigo.
El enemigo de “lo nuevo” no es lo antiguo sino lo novedoso. Lo antiguo es un concepto que pertenece a la historia, lo novedoso nace (y muere) en lo mercantil y “lo nuevo”, decimos, corresponde a ”la estética” aún cuando no sepamos muy bien de que hablamos cuando hablamos de estética (no sabemos pero, paradójica o milagrosamente, se nos entiende). La historia hoy permanece devaluada y si todo el mundo rechaza la teoría del fin de la historia, todos fukuyamos y vivimos aceptando su práctica, es decir, la historia como repetición o como muelle en espiral que se estira o encoge, sin movimiento de transporte alguno. La postmodernidad ha decidido, con nosotros o por nosotros, que todo es presente. Y el único calendario aceptable parece ser el de los mercaderes: el año contable, el año fiscal, el balance anual de la cuenta de resultados. He ahí el terreno propio de los novedoso y la razón de su éxito como mecanismo de relevo, ese pasarse el testigo que el corredor desfalleciente deja en manos del corredor que arranca.
No había pensado en lo novedoso desde esa perspectiva. Es como si fuera un producto concebido, diseñado y producido con premeditación y alevosía. No sé, quizás estamos atrapados en la jaula que nosotros mismos nos hemos construido. Si es así, va a ser complicado salir. En cualquier caso, nosotros no lo veremos. Se agradece el artículo. Me ha hecho pensar en muchas cosas. Seguiremos dándole vueltas.
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