martes, 16 de junio de 2015

Violencia o barbarie




OKUPACIONES PELIGROSAS

Picadilly 144. Samuel Fuller. 
 
Esta novela se publicó en 1976, con traducción de María del Carmen Prado, en la colección Espiral/ficción que dirigía Julián Rios para la editorial Fundamentos. Según su página web sigue estando viva en el catalogo al asequible precio de 8 euros. Que un libro de 1976 siga disponible no deja de ser un milagro. Se confirma así que una de las ventajas que distinguen a las editoriales “independientes” es que su catálogo no es guillotinado al año o dos años de salir la novedad al mercado. En la misma colección y por aquellos años Julián Ríos programaba títulos tan significativos como Quimera de John Barth, Los Sertones de Euclides da Cunha, Momentos en la vida de un fauno de Arno Schmidt, La subasta del lote 49 de Thomas Pynchon, o Al sur de los párpados del Enrique Vila-Matas.
El autor de Picadilly 144, el norteamericano Samuel Fuller ( 1912- 1997), es más conocido y reconocido como director de cine, Manos peligrosas, Corredor sin retorno, Una luz en el hampa, Uno rojo división de choque, que como novelista, aunque fue en el periodismo y en la narrativa donde dio las primeras muestras de su talento áspero, bronco, insatisfecho y un tanto reaccionario. En esta misma colección de Fundamentos se publicaron otras dos novelas suyas: Muerte de un pichón y El rifle.
Picadilly 144, basada en hechos reales recoge una historia que tiene lugar en el centro de Londres cuando un grupo de squatters y hippies ocupan una gran mansión vacía acogiéndose a una ley inglesa de 1381 que afecta a los inmuebles desocupados. La ocupación se realiza siguiendo una estrategia pacifista pero pronto aparecerán obstáculos y problemas ante la actitud de bloqueo de la policía y de agresión directa por parte de las bandas fascistoides de los skinheads. A pesar del rechazo a la violencia como estrategia del grupo ocupante y ante la agresión y bloqueo del entorno en pocas horas, los pacíficos hippies descubren que van a necesitar aliarse a una tribu de agresivos moteros, Los Ángeles del infierno, a fin de servirse de ellos como fuerza defensiva. La violencia como táctica para luchar contra la violencia y las contradicciones y efectos colaterales, tangenciales y centrales que tal alianza origina dentro del grupo primigenio de los ocupas, trenzan un entramado narrativo en la que las vivencias personales cabalgan en paralelo con el acontecer colectivo
La novela está contada por un narrador bajo el que apenas se disfraza la figura del propio autor: un norteamericano de edad madura, relacionado con el cine, de posición económica desahogada, excombatiente, cínico e interesado en poder vivir de modo directa lo que le parece una aventura disparatada: hacer saltar de manera pacifica la sacrosanta propiedad privada. Estamos en el Londres de los primeros setenta: drogas duras y blandas, el sexo como niños -y niñas-, con zapatos nuevos, el rock como religión, un pensamiento político difuso pero claramente anti-establisment. En clave de enfrentamientos personales, con las inevitables peleas por la hembra deseada, con las no menos inevitables, predecibles y un tanto caricaturescas escenas de orgía y desenfreno, con las oportunas gotas de psicoanálisis de salón, y sin embargo, y a pesar de la distancia ideológica poco empática desde la que narrador desarrolla la trama, la fábula narrativa de la novela no deja de mostrar los argumentos tácticos y estratégicos que la acción de los okupas desencadena. No creo necesario dar razones sobre la actualidad del espacio narrativo que esta novela, escrita hace más de cuarenta años, nos propone. No hace falta desplazarse al pasado para asistir a escenarios semejantes. Llega con doblar la esquina y estar un poco atentos. El movimiento okupa (Patio Maravillas en Madrid por ejemplo) sigue siendo pieza relevante de la resistencia ciudadana y política. La actualidad de esta novela va más allá (o más acá) de sus valores literarios aún no siendo estos escasos. Reconforta constatar que las luchas vienen de lejos y que algunos problemas vuelven a estar sobre el tapete. El papel de la violencia en la acción política, por ejemplo. Como escribió Fuller: La gloria real de la guerra es sobrevivir.
Publicado originalmente en la revista Ladinamo.


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