OKUPACIONES PELIGROSAS
Picadilly 144. Samuel Fuller.
Esta novela se publicó en
1976, con traducción de María del Carmen Prado, en la colección
Espiral/ficción que dirigía Julián Rios para la editorial
Fundamentos. Según su página web sigue estando viva en el catalogo
al asequible precio de 8 euros. Que un libro de 1976 siga disponible
no deja de ser un milagro. Se confirma así que una de las ventajas
que distinguen a las editoriales “independientes” es que su
catálogo no es guillotinado al año o dos años de salir la novedad
al mercado. En la misma colección y por aquellos años Julián Ríos
programaba títulos tan significativos como Quimera de John
Barth, Los Sertones de Euclides da Cunha, Momentos en la
vida de un fauno de Arno Schmidt, La subasta del lote 49
de Thomas Pynchon, o Al sur de los párpados del Enrique
Vila-Matas.
El autor de Picadilly 144,
el norteamericano Samuel Fuller ( 1912- 1997), es más conocido y
reconocido como director de cine, Manos peligrosas, Corredor sin
retorno, Una luz en el hampa, Uno rojo división de choque, que
como novelista, aunque fue en el periodismo y en la narrativa donde
dio las primeras muestras de su talento áspero, bronco, insatisfecho
y un tanto reaccionario. En esta misma colección de Fundamentos se
publicaron otras dos novelas suyas: Muerte de un pichón y El
rifle.
Picadilly 144,
basada en hechos reales recoge una historia que tiene lugar en el
centro de Londres cuando un grupo de squatters y hippies
ocupan una gran mansión vacía acogiéndose a una ley inglesa de
1381 que afecta a los inmuebles desocupados. La ocupación se realiza
siguiendo una estrategia pacifista pero pronto aparecerán obstáculos
y problemas ante la actitud de bloqueo de la policía y de agresión
directa por parte de las bandas fascistoides de los skinheads. A
pesar del rechazo a la violencia como estrategia del grupo ocupante y
ante la agresión y bloqueo del entorno en pocas horas, los
pacíficos hippies descubren que van a necesitar aliarse a una tribu
de agresivos moteros, Los Ángeles del infierno, a fin de
servirse de ellos como fuerza defensiva. La violencia como táctica
para luchar contra la violencia y las contradicciones y efectos
colaterales, tangenciales y centrales que tal alianza origina dentro
del grupo primigenio de los ocupas, trenzan un entramado narrativo en
la que las vivencias personales cabalgan en paralelo con el acontecer
colectivo
La novela está contada por
un narrador bajo el que apenas se disfraza la figura del propio
autor: un norteamericano de edad madura, relacionado con el cine, de
posición económica desahogada, excombatiente, cínico e interesado
en poder vivir de modo directa lo que le parece una aventura
disparatada: hacer saltar de manera pacifica la sacrosanta propiedad
privada. Estamos en el Londres de los primeros setenta: drogas duras
y blandas, el sexo como niños -y niñas-, con zapatos nuevos, el
rock como religión, un pensamiento político difuso pero claramente
anti-establisment. En clave de enfrentamientos personales, con las
inevitables peleas por la hembra deseada, con las no menos
inevitables, predecibles y un tanto caricaturescas escenas de orgía
y desenfreno, con las oportunas gotas de psicoanálisis de salón, y
sin embargo, y a pesar de la distancia ideológica poco empática
desde la que narrador desarrolla la trama, la fábula narrativa de la
novela no deja de mostrar los argumentos tácticos y estratégicos
que la acción de los okupas desencadena. No creo necesario dar
razones sobre la actualidad del espacio narrativo que esta novela,
escrita hace más de cuarenta años, nos propone. No hace falta
desplazarse al pasado para asistir a escenarios semejantes. Llega con
doblar la esquina y estar un poco atentos. El movimiento okupa
(Patio Maravillas en Madrid por ejemplo) sigue siendo pieza relevante
de la resistencia ciudadana y política. La actualidad de esta
novela va más allá (o más acá) de sus valores literarios aún no
siendo estos escasos. Reconforta constatar que las luchas vienen de
lejos y que algunos problemas vuelven a estar sobre el tapete. El
papel de la violencia en la acción política, por ejemplo. Como
escribió Fuller: La gloria real de la guerra es sobrevivir.
Publicado originalmente
en la revista Ladinamo.
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