Lo
insoportable.
Constantino
Bértolo
Miénteme dime
que me quieres. Johnny Guitar.
Creo que todos
estamos de acuerdo en que las próximas elecciones generales van a
suponer un acontecimiento de especial alcance y relevancia, un punto
de inflexión, ese momento en el que un antes y un después se
enfrentan, se separan y establecen nuevas relaciones. En ellas
culmina el ciclo político abierto por la crisis del 2008 que
encontró expresión civil en el 15M y cuajo político en el
surgimiento de Podemos, Ahoras, Comunes y Mareas y de sus resultados
va a depender una nueva correlación de fuerzas entre el reformismo
neocapitalista, el cínico reformismo de las socialdemocracias y los
posibilismos rupturistas en clave más o menos postcapitalista. Un
nuevo ordenamiento de la realidad social. Podrá decirse que siempre
es así, que las elecciones generales en los sistemas de la
democracia parlamentaria cumplen con ese papel de hacernos creer que
las urnas son un arma cargada de futuro, pero si ahora decimos que su
alcance y la relevancia son de muy distinto rango es porque la crisis
y sus efectos han puesto en cuestión la credibilidad del tablero y
de las reglas de juego. Aunque evidentemente no pensemos que unas
elecciones pueden cambiar el mundo.
La insoportable
levedad de ser. Milan Kundera.
Seríamos ingenuos
si olvidáramos que en las democracias parlamentarias la baraja está
trucada y que el capital siempre se guardo los ases en su manga,
pero seríamos torpes si no viéramos que las circunstancias del
momento, las condiciones objetivas, han introducido en el terreno de
las subjetividades colectivas unos niveles de incertidumbre y
descontento que permiten sospechar que , valga la redundancia,
algunas posibilidades son ahora más posibles que lo eran antes por
mucho que las expectativas no sean para echar cohetes
revolucionarios. Oficialmente no han empezado las campañas
electorales ni se conocen programas y promesas pero a la vista de
tanta declaración de intenciones bien podríamos afirmar que lo que
mayoritariamente se nos va a proponer como solución ante la
suciedad, crisis y desacomodos del presente puede resumirse en un
concepto bueno, bonito, paradójico y barato: el capitalismo honrado,
un capitalismo sin insoportables recortes, sin tanta insoportable
corrupción, sin insoportables desigualdades y sin insoportables
niveles vergonzosos de paro. Un capitalismo honrado, un capitalismo
soportable.
Millones de
desvalidos que han aceptado ser empresarios de su propia
precariedad como una aventura de vida excitante. Emilio Santiago
Esta soportabilidad
parece que va a ser el disco blando de la oferta electoral que se
nos viene encima. El capitalismo honrado como el nuevo gran relato
donde todos seremos felices y comeremos perdices. Si la Santa
Transición nos prometió a los españoles que al fin íbamos a ser
europeos, ahora todos, casi todos, nos prometen que vamos a ser
suecos, noruegos, finlandeses, nórdicos. Digo casi todos porque al
menos nosotros, los comunistas y las comunistas, seguimos
insistiendo en que eso de la
existencia de un capitalismo honrado no solo es un imposible
sino un engaño y una trampa, la madre de todos las trampas, la madre
de todos los psoes que en el mundo serán y han sido. En eso, también
y por desgracia, los comunistas seguimos teniendo razón.
La razón tiene
corazones que el corazón con comprende. M. López Navia.
Digo por desgracia
porque tener razón no siempre es lo mejor ni lo más razonable que
le puede pasar a uno. A veces tener razón te puede acabar
convirtiendo en un pesado, en un aguafiestas, en alguien incomodo, en
una Casandra poco soportable. Ya el camarada Lenin, y sálveme de
Lenin de tener que acudir a las citas de autoridad como argumento,
decía aquello de que lo importante no es tanto tener razón como
tenerla en el momento oportuno, así que, por ejemplo, por mucho que
nos parezca que pueda ser una incoherencia sumar nuestras fuerzas a
la ola post-neoliberal que pretende que los males de nuestra sociedad
son la corrupción moral y económica de la clase política
post-transicional, parece oportuno meditar que si queremos desplegar
las velas oportunas para romper amarras y vislumbrar otra forma de
vida, más que de tener razón se trata de armar el barco, conformar
una tripulación, ofrecer brújula y negociar el rumbo porque ya
durante la singladura habrá tiempo y ocasión de mostrar y demostrar
lo que de ilusión imposible tiene ese capitalismo honrado.
Pasa la vida/Y no has notado que has
vivido cuando/ pasa la vida. Kiko
Veneno
Porque
no se trata ahora de entrar en esa discusión sobre la
supervivencia, muerte o transfiguración del llamado sujeto
revolucionario que viene ocupando, entreteniendo y desquiciando gran
parte de las reflexiones de la izquierda teórica. No es este el
momento de identidades. No, no se trata de ironizar sobre ese
capitalismo honrado con el que al parecer sueña y se ilusiona una
ciudadanía harta de corrupción y latrocinio. No se trata de
dilucidar ahora si somos proles o ciudadanos. Se trata de golpear
sobre el hierro caliente y ahondar sobre esas razones y sentimientos
que la suma de muchos desencuentros sociales, desde Coca-cola en la
calle hasta Movistar en huelga, están poniendo de relieve: que esto
es insoportable. Que un banquero gane lo que gana es insoportable,
que el salario mínimo es insoportable, que para operarse de cáncer
de pecho haya que esperar tantos meses es insoportable, que te
desahucien es insoportable, que una casa suponga el 50% del sueldo
durante 15 años es insoportable, que la ley mordaza es insoportable,
que alguien te dé o quite un puesto de trabajo si le da la gana es
insoportable, que vivir toda la vida bajo la espada económica es
insoportable, que vayamos a morirnos sin haber empezado a vivir es
insoportable, que vivir soportando todo esto es insoportable. Esa
debería ser la clave de nuestro programa ya vayamos solos, juntos,
revueltos , separados o unidos. Hagamos de las urnas ocasión de
agitación, pedagogía y combate.
Publicado
en Mundo Obrero Setiembre 2015
Indispensable reflexión (como de costumbre).
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