Marx
y Menos III
Mentiras
y posverdades.
-
Hola Marx
-
Hola Menos ¿qué hay de nuevo?
-
Pues hay lo que hay y lo que no hay.
-
Dialéctico te veo.
-
No, no, esto nos es dialéctica sino posverdad
-¿Posverdad?
¿y eso que es?
.-
Pues más bien es un no es, una mentira que pasa o se ofrece por
verdad.
-
Bueno, llames como lo llames eso es lo que siempre hemos llamado
mentira de la buena.
-
Ya, pero ahora es otra cosa, porque es una mentira que convierte en
mentira todas las verdades o viceversa. Es una mentira que contamina,
una especie de epidemia que enferma la verosimilitud de las cosas.
-
A eso yo le llamaría el fetichismo de las mentiras.
-
Pues algo así. Es cosa de la prensa, de las noticias.
-
Cuenta, cuenta.
-
Pues que al parecer y por culpa de la proliferación de espacios y
lugares que crean o repiten noticias falsas, las redes sociales por
ejemplo, los blogs o la prensa digital, la credibilidad de los
periódicos está ahora llegando a cero. Y eso es malo, lo dice hasta
Cebrián
-
Y ese quien es?
-
El que envuelve en papel de celofán las mentiras del Capital
-
Pues hombre mucha credibilidad ese no tendrá.
-
No te creas, durante años fue el amo de la hegemonía noticiera
-
- Y ahora ¿de qué se queja? ¿De que las nuevas tecnologías le han
arrebatado el monopolio de la vaselina, es decir, que le han quitado
la hegemonía?
-
Supongo Marx, es de los que dice que “proliferan rumores
infundados que destruyen prestigios y difaman injustamente”, que
“el liderazgo de la sabiduría ha dado paso a la manipulación, el
error o la vulgaridad” y que “si queremos consolidar la
democracia y garantizar el futuro de las instituciones contra las
posverdades y la manipulación informativa, los medios de referencia
deben recuperar su papel central en el debate político”. Yo la
verdad xxxles que desencuaderno con eso del liderazgo de la sabiduría
y los medios de referencia. Me imagino que esos medios de referencia
son los que no paran de manipular las noticias sobre Venezuela
y de desprestigiar
al pobre Zapatero para una vez que dice lo que piensa.
Pero bueno tu sabrás mejor que yo, que sobre la prensa
has escrito mucho sobre todo en tu juventud.
-
Calla, calla, que por entonces yo estaba hecho un idealista aunque ya
me daba en la nariz que eso de la libertad de prensa estaba más
oscuro que claro. Recuerdo que el muy reaccionario gobierno prusiano
también, hace ya casi dos siglos, nos quiso vender cinismos
semejantes. En aras de vender la censura decían desear que la prensa
se abstuviera “de especular con la curiosidad de sus lectores
mediante novedades sensacionalistas y murmuraciones en torno a
sucesos y personalidades e informaciones carentes de contenido,
tomadas de otros periódicos por corresponsales malintencionados o
malinformados, tendencia esta contra la cual tiene la censura el
deber incuestionable de intervenir”
-¡!Joder!,
Lo mismo que Cebrián: “ rumores infundados que destruyen
prestigios y difaman injustamente”.
-
Pues sí, los mismos perros con distintas semánticas, Menos mal que
ahora no tenéis censura.
-
No te creas, al fin y al cabo y como bien nos has enseñado el
Capital es el mejor censor porque no parece un censor. Además el
tipo también pide “reclamo de responsabilidades”, que ya me
dirás qué entiende por eso.
-
Pobrín, eso de sentir que ya no eres medio de referencia debe ser
muy jodido para los que se pensaban parte del ese “liderazgo de
sabiduría”
-
De pobrín nada que el tipo está forrado. Pero hablando del
sabidurías . ¿Tu sigues pensando que la prensa sigue siendo la
palanca de la cultura, que sigue siendo el ojo vigilante del espíritu
del pueblo y que es la confesión abierta y sin reservas de un pueblo
ante si mismo?
-
No me hagas sonrojar recordándome aquellas elocuencias juveniles. El
periodismo no deja de ser un negocio, una inversión y la lógica de
la inversión nada tiene que ver con la verdad. Ahora pienso que
quien verdaderamente escribe en los periódicos es el Capital, y sus
escribas.
-
¿También en Mundo Obrero?
-
No, no, no seas cabrón. Mundo Obrero no funciona con la lógica de
una industria y ya dije en su momento, y eso lo mantengo, que la
primera libertad de prensa consiste precisamente en no ser una
industria. Mucho me temo que para desgracia del sueldo de los que ahí
trabajan el único capital que escribe es, si acaso, el capital
simbólico.
-
Pero el capital simbólico, dice Bourdieu, también tiene su
rentabilidad.
-
Mucho me temo que ese capital cotiza bajo mínimos. Ojalá fuera así
porque serviría para acumular deseo de revolución y ayudaría
organizarla. Pero cuéntame más de eso de la posverdad
-
Pues eso, que es una especie de tendencia a infiltrar noticias
falsas y con morbo comercial, con el ánimo de confundir y hacerse
notar. Mentiras en definitiva.
-
La mentira puede ser un arma de destrucción masiva. Como el caballo
de Atila: allí donde pisa no vuelve a crecer la verdad. Supongo que
por eso cuando leo la prensa actual me parece estar atravesando un
desierto donde solo crece la publicidad.
-
Y entonces ¿qué hacemos ? ¿dejar de leer?.
-Todo
lo contrario: leer juntos y pensar juntos, porque esa es nuestra
fuerza: leer, pensar y el hacer juntos. Hay que crear inteligencia
colectiva, es decir, organización e imaginación. Porque solo la
revolución es revolucionaria.
-
Y que la veamos.
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