Marx:Yo
sí soy marxista.
Constantino
Bértolo.
-Hola
Menos, ¿cómo te va la vida?
-
Pues que quieres que te diga Karl, para un jubilado la vida es más
un sinvivir que otra cosa. Con llegar a fin de mes casi todos
aguantamos, cabreados pero aguantamos. Encima Solchaga, que fue un
ministro del gobierno socialista de Felipe Gónzalez dice que
cobramos más de lo debido.
-Te
comprendo Menos, te comprendo, cuando pienso en los partidos
socialistas se me abren las carnes aunque ya cuando aquello del
programa de Gotha avisé de la tendencia del socialismo vulgar a
entender el socialismo como una doctrina que gira principalmente en
torno a la distribución
-
Sí, y ahí está la raíz de todos los reformismos y de las
políticas de los paños caliente. Curioso que ahora con lo del
bicentenario y tal se hable tan poco de ese texto.
-
La verdad, y como ya te dije, entre tanto y tanto homenaje a veces
veo cosas que me mosquean más que bastante.
-
¿Como qué?
-
Pues que no
deja de
sorprenderme que se hable tanto de Marx y de
marxismo y tan poco de comunismo que es al fin y al cabo la propuesta
de horizonte que da sentido a mis
obras. Ese
es el
marco donde mis palabras se
hacen significado, movimiento, acción.
Siempre he pensado que para
que un texto, el Capital por ejemplo,
logre
real
influencia es necesario que
sus palabras, sus propuestas y
afirmaciones
sean parte viva
de una práctica compartida, de
un proyecto colectivos, de un
horizonte en marcha.
Con esto
del cumplesiglos se habla mucho de mí, a veces
bien, a veces mal y otras medio bien o medio mal pero
casi siempre como
si me estuvieran perdonando
la vida.
-
Pero eso Marx es señal de que tu
pensamiento sigue vivo. Que se te
discuta revela que no estás
muerto como
muchas veces se
ha venido diciendo. Acuérdate de como antes de las crisis
tantos y tantos ya te daban por enterrado.
-
Y bien que
agradezco
que me hayan invitado a estar presente
en tantos y tantos congresos, seminarios o mesas redondas pero no
puedo quitarme de encima la idea de que me están convirtiendo,
queriendo o sin querer, en mera semántica, en materia de tesis y
contratesis, en simple ocasión para la falacia semántica.
-
Y qué es eso.
-
Pues ir por la vida y por la política y
por la revolución como si el mundo solo
estuviera hecho de palabras. Y esa falacia es peligrosa porque nos
lleva a
olvidar que
la realidad no son solo palabras Diría
incluso que el lenguaje es solo una de
las formas de comunicación humana y acaso no la más
importante por mucho que el humanismo se empeñe en lo contrario. En
eso el capitalismo es más materialista. Cada fin de mes habla
con el sueldo, y
con esa materialidad monetaria concreta
que nos “da”,
no solo logra esconder el
robo de la plusvalía sino que consigue
hacernos pensar que vivimos gracias a a
los empresarios que
nos “dan” trabajo. El
capitalismo habla también
a través de hechos
como la Seguridad Social o
la Educación Pública, que te operas
“gratis” en el hospital si te pones
malo y que
enseñan “gratis” a nuestras
hijas a aprendan a leer, escribir, álgebra e informática pero
con ese
“gratis” que en
gran parte
pagamos nosotros. No
vemos que las llamadas “políticas
del bienestar” no son otra cosa que la forma con
que el Estado subvenciona a los
empresarios haciéndose cargo vía
impuestos de parte de los gastos de
reproducción de la fuerza del trabajo que de no ser así el
Capital tendría que asumir.
-
Vamos, que nos
curan y nos educan
a la mejor salud y beneficio del
empresario.
-
Pues sí y aunque luego se les llene la
boca hablando de cultura el
capitalismo no son meras palabras y no se puede luchar contra él con
meras palabras. Es
necesario que el proletariado ponga en marcha sus propio lenguaje,
sus propios hechos y actos, su
materialidad: huelgas, manifestaciones, boycots, defensa propia,
enfrentamientos. El lenguaje del proletariado debe
ser concreto y palpable. El proletariado habla a través de sus
luchas y ese luchar lo que yo entiendo
por marxismo. En algún momento y con
ironía dije aquello de “yo no soy marxista” pero que
nadie se equivoque: yo sí
soy marxista:
me organicé
y ayudé
a crear organizaciones, milité
en esas organizaciones, me
enfrenté al poder y fui a prisión
cuando fue necesario.
-
Pero también tus obras formaron y forman parte de la lucha
-
Sí, pero la validez de un movimiento organizado nunca
puede ser equiparada a la de
un texto aunque
en él se
encuentren pautas que siguen siéndolo. Solo
la revolución es
revolucionaria y aquí parece que todos se conformaran
con escribir el prólogo y el prólogo del prologo. Y
vayámonos ya que hoy hay que rodear ese juzgado de lo social que ha
emitido la
sentencia que declara que los repartidores que colaboran con Glovo no
son falsos autónomos sino trabajadores que eligen “libremente”
trabajar o no trabajar para esas empresas. Una vez más la libertad
de los esclavos.
Publicado en Octubre Mundo Obrero.
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